La estimulación Temprana es “…el conjunto de acciones que proporcionan al niño experiencias necesarias desde el nacimiento para desarrollar al máximo su potencial, a través de personas y objetos en cantidad, calidad y oportunidad adecuadas, en el contexto de situaciones de variada complejidad que generen en el niño un cierto grado de interés y actividad, logrando una relación dinámica con su medio ambiente y su aprendizaje efectivo”. La estimulación temprana es un conjunto de actividades que se llevan a cabo dentro de los primeros años de vida para favorecer el desarrollo armónico del sujeto, sin excluir dentro del proceso a los padres o cuidadores, quienes se consideran mediadores y propiciadores de comportamientos en el niño, pues de ellos deriva la génesis de la estructuración subjetiva de la personalidad y la promoción del deseo. Se busca por medio de ella, la formación de una estructura psíquica que favorezca la comunicación entre los adultos significativos y el niño. Es llevada a cabo en los primeros años de vida, ya que el sistema nervioso del niño presenta como principal característica la plasticidad cerebral, que consiste no sólo en el aumento del número de células sino también en el establecimiento de conexiones sinápticas. Esta particularidad del cerebro le permite desarrollar al máximo sus habilidades si se trabaja con él desde temprana edad, por lo tanto se puede afirmar que los niños inician sus aprendizajes desde el momento en que son concebidos, mediante estímulos que reciben desde el exterior y una vez nacidos, son estos mismos estímulos los que permiten que se adapte a su nueva vida y asimile todo lo que hay en su entorno. La plasticidad cerebral le permite al sistema nervioso central la adaptación funcional para minimizar los efectos de las alteraciones estructurales o fisiológicas, cualquiera sea la causa originaria. “Los primeros años son quizás el momento de la vida del ser humano en los cuales la estimulación es capaz de ejercer la acción más determinante sobre el desarrollo precisamente por actuar sobre formaciones que están en franca fase de maduración”. La maduración del SNC depende del ingreso de estímulos (básicamente a través de los órganos de los sentidos) por lo tanto identificar precozmente los factores de riesgo permite instrumentar medidas oportunas y tempranas que pueden cambiar el curso evolutivo de la maduración aprovechando los fenómenos de plasticidad cerebral. Es por ellos que la estimulación temprana oportuna es tan necesaria en estos primeros años de vida, para aquellos que presentan alguna alteración en el desarrollo, con el fin de “aprovechar” esta capacidad del SNC. Dentro de la estimulación temprana se debe tener en cuenta el trabajo con los padres en donde se debe sostener la “función materna” con el objetivo de restituir los circuitos de filiación de cada bebé y a su vez, que los padres puedan incorporar la función de facilitador de experiencias, entendiéndose por tal, a la “persona que crea condiciones ambientales necesarias para que el niño busque, genere y viva experiencias significativas de aprendizaje”. El apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad. La presencia de un sistema de control del apego y su conexión con los modelos operantes del sí-mismo y de la figura o figuras de apego que elabora la mente durante la infancia, son características centrales del funcionamiento de la personalidad a lo largo de la vida. En ocasiones, al presentar un niño alguna patología este vínculo se ve coartado, por lo que el trabajo junto con los padres es primordial, dando cuenta que su presencia e influencia es decisiva para el desarrollo integral del niño.
Beneficiarios: Niños de entre 0 a 4 años con alguna alteración de su desarrollo o aquellos niños que esté en riesgo su desarrollo armónico. Pudiendo extenderse hasta los 6 años de edad con el fin de alcanzar objetivos específicos o en la incorporación de sesiones grupales.